El cuello es una parte del cuerpo en la que primero suelen aparecer los signos propios del envejecimiento y en parte se debe a la escasa atención que le damos.
Cómo comprobar el grado de flexibilidad del cuello
Si quieres conocer la flexibilidad de tu cuello puedes probar con el ejercicio siguiente: siéntate en una postura en la que estés cómoda y en la que tengas la espalda bien derecha. Después deja caer la cabeza hacia adelante y después vete subiéndola de tal manera que la nuca alcance primero el cuello y después debes juntar la barbilla con el pecho.
Si cuando realices este ejercicio escuchas un ruido similar a la arena, es que el cuello no está bien flexible y la rigidez puede llegar a reflejarse en la piel mediante arrugas o incluso pequeños bultitos en la piel.
Mascarilla tonificante
Los ingredientes que necesitarás para preparar esta mascarilla tonificante para tu cuello son una clara de huevo, una cuchara pequeña de extracto de menta, una cuchara de miel y una cuchara de leche entera.
Mezcla muy bien todos los ingredientes y después aplica el resultado sobre el cuello hasta que se seque. Termina aclarando con agua tibia ayudándote con una toalla de algodón para eliminar todos los restos.
Hipérico y aloe para el cuello
En este caso los ingredientes necesarios son un poco de aceite de aloe vera, aceite de caléndula y aceite de hipérico. Antes de proceder a aplicarlo debes mezclar los ingredientes perfectamente y después pasarlos a un tarro al que se añadirán otras veinte gotas de aloe por cada treinta cc del producto.
Además de ser una perfecta crema antiarrugas este ungüento es ideal para utilizarse después de exposiciones prolongadas al sol o en caso de quemaduras.
Rosa de mosqueta para el cuello
Con aceite de caléndula, aceite de germen de trigo, aceite de consuelda, aceite de oliva, aceite de sésamo, aceite de hipérico, cera de abejas, aceite de rosa de mosqueta puro y aceite esencial de geranio, también se puede preparar una crema perfecta para el cuello.
Las proporciones a utilizar son dos partes de aceite de consuelda que se debe macerar en el aceite de sésamo, aceite de caléndula macerada en el aceite de germen de trigo, dos partes del aceite de hipérico también macerado en el aceite de oliva y una parte del aceite de rosa de mosqueta puro.
Después añade la cera de abejas y calienta todo hasta que dicha cera se haya disuelto en su totalidad. Echa la mezcla conseguida en tarros pequeñitos. Una vez se haya solidificado el contenido, añade en cada tarro dos gotas de aceite esencial de geranio y remueve con la ayuda de un palillo.
Esta mezcla gracias a los ingredientes tan valiosos con los que cuenta, es perfecta para combatir las arrugas, pero también sirve para atenuar aquellas cicatrices que quedan después de una intervención quirúrgica de igual manera que las estrías.