El aceite de ricino se ha venido utilizando desde hace miles de años por diferentes culturas como los egipcios, los romanos y los griegos. Aunque su uso principal ha sido como laxante, también se ha utilizado para tratar diferentes enfermedades así como dentro del mundo de la belleza.
El aceite de ricino como laxante
Su uso más conocido es sin duda como un laxante ya que ayuda a curar los problemas de estreñimiento. Aunque es un remedio natural muy efectivo hay que tener cuidado con las dosis que se ingieren ya que una sobredosis de dicho aceite puede llegar a resultar muy peligrosa. Además su consumo durante un plazo superior a tres días, puede incrementar el riesgo de sufrir de estreñimiento a un plazo más largo.
El efecto que provoca en el organismo es muy parecido al que tiene la toxina diftérica, causante de la difteria. Y es que consigue irritar las mucosidades causantes de propiciar el vaciado de los intestinos.
El aceite de ricino para cuidar la piel
El aceite de ricino es una excelente opción en caso de tener una piel grasa. Según estudios llevados a cabo, utilizar un limpiador de piel que contenga aceite de ricino durante cuatro veces al día y durante un período de tres semanas, ayuda a disminuir la presencia de diferentes partículas que se van adhiriendo a la piel y que provocan suciedad y la aparición de la grasa. Y todo ello sin perjudicar en absoluto la salud de la piel.
El aceite de ricino dentro del mundo la industria
Tanto el aceite puro de ricino como sus derivados son muy utilizados en la industria para la fabricación de perfumes, de jabones e incluso de productos farmacéuticos ya que logra mantener sus propiedades tanto a bajas como altas temperaturas. Entre los componentes principales del aceite de ricino se encuentran el ácido ricinoleico que constituye el 99% de todos sus ácidos grasos. Este compuesto cuenta con efectos analgésicos y antiinflamatorios por lo que suele ser un ingrediente principal de diferentes productos especiales para las inflamaciones.
Las contraindicaciones del aceite de ricino
Las semillas que provienen de la planta de ricino son muy venenosas, incluso mucho más potente que el cianuro o el arsénico. Dentro de ellas se encuentra la ricina, este compuesto venenoso que puede llegar a causar enormes daños dentro de los órganos vitales, así como la destrucción de los glóbulos rojos e incluso importantes hemorragias internas.
Por eso es absolutamente imprescindible tener suma precaución a la hora de utilizar el aceite de ricino, especialmente cuando se vaya a consumir. Cualquier producto debe llevar siempre una etiqueta donde se especifique que ha sido procesado de una manera industrial, para asegurarse de que toda la ricina ha sido eliminada y que puede consumirse o utilizarse médicamente.
Ante la más mínima duda se debe consultar con el médico o con el farmacéutico antes de utilizar cualquier ingrediente que contenga aceite de ricino y nunca hacerlo por cuenta propia.