El dolor se produce cuando ciertas terminaciones nerviosas reciben estímulos en exceso lo que hace que envíen al cerebro una señal para alertarlo. Ese exceso de estímulos puede venir provocado por presión, por calor o por agentes químicos del organismo que resultan extraños. Pero lo cierto es que la misma naturaleza nos ha provisto de una serie de plantas medicinales que pueden ayudar a combatir el dolor. Descubre algunas de ellas.
Harpagofito
El harpagofito o garra del diablo como popularmente se le conoce, es una planta que tiene propiedades beneficiosas para tratar enfermedades que provocan inflamación en las articulaciones como por ejemplo la artritis.
Son muchos los estudios que se han realizado últimamente con los que se ha podido corroborar que esta planta cuenta con un poder antiinflamatorio bastante fuerte en su raíz de igual manera que cierto poder depurativo que ayuda a eliminar los residuos que se acumulan en el organismo que son los responsables, en gran medida, de los cálculos que se forman en el hígado y en los riñones.
Aplicado en forma de aceite esencial, de pomada o como tintura, ayuda a segregar los jugos gástricos para que sus efectos sean mucho más evidentes que si se tomara en forma de comprimidos.
Equinácea
La equinácea contiene una enorme cantidad de glucósicos en sus raíces, unas moléculas que están compuestas por azúcares y por glúcidos, así como terpenos, es decir, unas síntesis de vitaminas. También es rica en ácidos grasos, alcaloides, taninos, calcio, sodio, magnesio y vitamina B y C. Su uso regular protege al organismo al mejorar la función de las defensas aumentando los leucocitos, además de ser un excelente bactericida, antiinflamatorio y analgésico.
Un tratamiento a base de equinácea está recomendado en caso de padecer enfermedades de transmisión sexual como por ejemplo sífilis, hongos vaginales o gonorrea ya que evita que los virus crezcan y se multipliquen. Es perfecta igualmente para tratar infecciones de orina como la cistitis, así como para enfermedades de tipo respiratorio como el resfriado, la gripe, laringitis o sinusitis, al desinflamar las fosas nasales y ayudar al organismo en la lucha contra el virus causante de dichas enfermedades.
Sauce blanco
Las hojas de sauce blanco se vienen utilizando desde hace muchísimo tiempo para reducir las inflamaciones, la fiebre y el dolor. Su contenido en salicina hace que cuente con un gran poder analgésico reduciendo la percepción del dolor. De hecho, la aspirina basa su principio funcional en dicho ácido.
También tiene un efecto anticoagulante lo que ayuda a mejorar la circulación de la sangre y por consiguiente previene la formación de trombos en el organismo. Por este motivo, no hay que tomar esta planta junto con ningún tipo de anticoagulantes, ni durante el período de embarazo ni en caso de sufrir de menstruaciones muy abundantes, ya que podrían provocarse serias hemorragias.