Ver un bebé con el pulgar en la boca es sin duda una tierna imagen. Pero cuando el bebé crece y no puede dejar de mantener su dedo en la boca, este hábito puede ser perjudicial para el desarrollo físico, emocional y social del niño. Chuparse el dedo a una edad temprana se considera natural entre los niños. Se deriva de un fuerte reflejo de succión, que es vital para la supervivencia del niño. Si bien los bebés utilizan la succión con el fin de obtener su nutrición, experimentan también ciertas sensaciones orales agradables, algunas de las cuales están asociadas con el sentido de satisfacción derivada de los alimentos, el contacto físico y la ternura. En la mayoría de los casos, cuando el niño crece encuentra medios alternativos para recibir la misma forma de plenitud emocional positiva.
Si el niño ya tiene más de cuatro años, es común recurrir al pediatra u odontólogo; pero existen otros métodos que podemos intentar, antes de recurrir a la consulta. Veamos algunos consejos
Imponer límites. Ari Brown, portavoz de la Academia Americana de Pediatría recomienda dejar que el niño se lleve el pulgar a la boca sólo en la habitación donde duerme. De esta manera, el pequeño sabrá que si quiere conseguir su «dosis», deberá esperar hasta que esté en la habitación. Esta sugerencia impone un límite en la cantidad de tiempo que puede pasar con el dedo en la boca y anima al niño a buscar a otra distracción para calmarse.
Decorar el dedo. «A mi hija dos años le he puesto esmalte de uñas, utilizando un color de su elección, y le hice un pequeño dibujo en el pulgar para que dejara de llevárselo a la boca», fue la solución de una mamá de Nueva York.
Buscar una alternativa. Dele a su hijo un objeto que pueda calmarlo. Por ejemplo, sun trozo de tela, que puede fijar a su ropa. En lugar de llevarse el pulgar a la boca, cuando está en un lugar público, puede tocar la tela. A pesar de este recurso no satisface la estimulación oral que proporciona el dedo pulgar en la boca, ayudará mucho con la estimulación táctil sensorial que también actúa como un sedante para los niños».
Guantes de algodón. Trate de que su hijo use guantes de algodón antes de ir a dormir. Después de unos días este remedio puede funcionar y el niño dejará de ponerse el pulgar en la boca. Este remedio es uno de los más antiguos, y a menudo fue utilizado por nuestras abuelas para superar este problema.
Por último, trate de no llegar a momentos de fuerza con el niño, evitando quitar el dedo de la boca con la violencia: esto sólo aumentará su terquedad y su creencia de que él tiene que auto-consolarse. La mejor manera de prevenir la succión del pulgar es acostumbrarlo ya de bebé, al uso del chupete.