Algunos sencillos consejos y remedios naturales que podemos utilizar para prevenir o mitigar los efectos que la temporada de frío puede tener con nuestra piel. En invierno, defenderse de frío usando ropa de abrigo, bufanda y guantes no es suficientes para garantizar una protección adecuada a todo el cuerpo. El viento y los cambios bruscos de temperatura, pueden desde secar e irritar la piel hasta producir patologías como fisuras, eczema y dermatitis seborreica y atópica.
Las partes más afectadas son, en general, los extremos de los dedos de manos y pies, la nariz y las orejas; la deshidratación y el envejecimiento puede afectar la piel volviéndola menos elástica, áspera al tacto e irritable. Todos estos problemas se pueden remediar con remedios naturales .
La prevención siempre es la mejor manera de proteger la piel, por lo tanto, cuando no sea estrictamente necesario, sería mejor evitar la exposición a las bajas temperaturas, el viento y la humedad durante periodos prolongados de tiempo, recordando siempre que una buena dosis de sueño constante, ayuda a repconstituir la piel y prevenir las arrugas producidas por la fatiga.
Nutrir la piel es el primer importante paso para su defensa. No debe olvidar la aplicación diaria de una crema nutritiva, preferiblemente con aceite de sésamo, manteca de karité o manteca de cacao.
Es también aconsejable evitar los detergentes fuertes (especialmente las que contienen sulfato de sodio laureth), porque privan a la piel de su capa lipídica natural de defensa. La mejor manera de tratar la piel con suavidad es utilizar siempre jabón de Marsella preferentemente hecho en casa, libre de ingredientes ásperos y fragancias sintéticas.
Evitar las duchas y baños muy calientes: aunque nos sintamos muy cansados, no debemos olvidar que las altas temperaturas privan a la piel de su barrera natural, irritándola. Una ducha a temperatura media (36° -37°) despeja la fatiga respetando las características naturales de la piel que puede ser ayudada aún más si, inmediatamente después de la ducha, con el cuerpo todavía húmedo, la hidratamos con unas gotas de aceite de jojoba. La formulación de este aceite es tan similar a la del sebo producido naturalmente por nuestro cuerpo; su absorción es muy rápida y su capacidad para hidratar es superior a la de muchas cremas comerciales.
El rostro es una de las zonas más expuestas y sensibles de nuestro cuerpo, por esta razón, es útil recordar siempre, no frotar la piel después del lavado, sino aplicar con pequeños toques un paño suave de algodón biológico.
Pasar entonces a hidratar la piel con una crema nutritiva por la mañana, y decongestionarla con una emulsión a base de manzanilla y caléndula, por la noche antes de acostarse. La Rosa Mosqueta o la pomada de Aquaphor son na excelente solución para la deshidratación y la irritación.
Los labios son otro punto delicado y, a menudo, a pesar de usar productos específicos, se agrietan y hasta pueden sangrar. Esto sucede debido a que muchos productos contienen parafina que, a pesar de actuar como barrera contra el frío, no ayuda a la hidratación y así, inevitablemente, la piel de los labios se reseca.
Un remedio sencillo es preparar una manteca de cacao casera comprando manteca de karité y mezclándola con unas gotas de aceite esencial (elegirlos los que tengan propiedades antibacterianas como Melaleuca o por su aroma como el de vainilla), guardar en un potecito y aplica con la punta de un dedo, varias veces al día.
Alimentación para proteger la piel
La alimentación es muy importante para prevenir la deshidratación y proporcionar a la piel todas las sustancias necesarias, tales como vitaminas y minerales. Beber por lo menos 1,5 litros de agua al día es una regla para ayudar a la piel a mantenerse hidratada.
Beber un zumo de pomelo, por lo menos 1 vez al día, es útil para reactivar la circulación. Tomar tisanas calientes durante el día ayuda a aumentar la ingesta de líquidos. Esta es una receta para una tisana descongestionante: en una bolsita de gasa de algodón orgánico, combinar 2 cucharaditas de hojas de menta picadas, 2 de fresas silvestres, 2 de lavanda y 2 de perifollo, dejando reposar durante 3 minutos en una taza de agua caliente.
También la comida puede ser un buen amigo de la piel como aportador de ácidos grasos y antioxidantes. Los mejores alimentos para comer durante el invierno son: legumbres, cítricos, granadas y nueces. Otro consejo útil es proteger el rostro y las manos del vientos y el fríos.
Puede parecer un consejo trivial, pero no lo es: cubrir por completo la cara con un casco, gafas y bufanda, poara que no se irrite por la acción del viento y el sol, es muy importante. Deben prestar especial atención a este consejo todas aquellas personas que por negocios o placer, practiquen actividades o deportes de invierno al aire libre.
El cuidado de las manos es esencial y además de usar guantes cada vez que salga de la casa, tiene que hidratarlas con frecuencia con una crema muy rica a base de ingredientes orgánicos y nutrientes. Como en el caso de los labios, la manteca de karité, fundida por el calor del cuerpo y masajeada durante unos minutos, es excelente para el tratamiento de grietas en las manos y puede ser utilizado como compresa cubriéndola con guantes de algodón y dejándola actuar mientrs se duerme. Por la mañana enjuagar las manos con agua tibia.
Evite el aire seco. No hay hogar, oficina o negocio que no esté climatizada durante el invierno, lo que aumenta el riesgo de que el aire se vuelva seco y muy perjudicial para la piel. Humedificar el aire en los lugares donde se pasa la mayor cantidad de horas durante el día, no es difícil: basta proveerse de contenedores de agua especiales que se colocan sobre los radiadores y asegurarse de que estén siempre llenos. Se pueden agregar unas gotas de aceites esenciales (como lavanda o eucalipto) para hacer el ambiente más agradable y fragante.
Siguiendo estos consejos, importantespero sencillos, se puede afrontar mejor el invierno, cuidando de nosotros mismos y respetando nuestro cuerpo de manera natural.