Si el hígado pudiera hablar, diría: «Yo te depuro si me mantienes depurado». La depuración del hígado es un acto esencial para el cuerpo, un acto de amor y cuidado hacia uno mismo. Hígado, el órgano central por excelencia, una glándula que pesa de 1000 a 1550 gramos y es responsable de la purificación de todo el organismo. Cómo protegerlo de los alimentos procesados ??y otros agentes perjudiciales.
En la depuración del hígado las palabras claves son drenaje y reactivación. La depuración del hígado es esencial para deshacerse de las grasas y toxinas y evitar las enfermedades que pueden atacar este preciado órgano.
Las enfermedades hepáticas más frecuentes tienen diferentes orígenes y naturalezas: pueden ser causada por infecciones (especialmente las virales); debido a causa tóxicas (incluyendo drogas y alcohol) y a reacciones autoinmunes. Si se dejan sin tratamiento, estos trastornos se vuelven crónicos y pueden evolucionar hacia la cirrosis hepática, una degeneración por la cual las células inflamadas producen fibrosis (cicatrices) y nódulos de regeneración de las células hepáticas que no funcionan correctamente.
Acidez, gastritis, cólicos y calambres abdominales son campanas de alarma inconfundibles, señales de que el hígado no está bien. Lo mismo sucede si se despierta por la mañana con mal aliento e hinchazón de la lengua; si después de comer, el estómago se hincha demasiado; si aparecen espinillas en exceso y si la grasa se ??concentra en el abdomen y las caderas. En todos estos casos es necesaria una depuración del hígado.
La depuración del hígado comienza con la dieta. En el momento en que se decida desintoxicar este órgano tan importante, es bueno mantener alejados lo más posible, todos los alimentos enlatados y alimentos industriales procesados ??(alimentos que están energéticamente muertos). De hecho, algunos alimentos procesados ??contienen colorantes y conservantes, hormonas, esteroides y antibióticos.
El hígado también está envenenando debido a un exceso de hidratos de carbono como pasta, harina, dulces y bebidas azucaradas. Elimine la grasa proveniente de salsas y condimentos (mostaza, mayonesa, salsa de tomate), los alimentos fritos, las carnes y los quesos, los pasteles, cremas y galletas de mantequilla.
Además de las toxinas que introducimos con la alimentación, otro contaminante del hígado es el sentimiento contraproducente por excelencia: la ira. Se debe transformar esta emoción y utilizarla, en lugar de ser sus esclavos, algo que puede suceder ya sea que se reprima, o se la manifieste sin solución de continuidad.
Los cambios en la dieta, por tanto, deben ir de la mano con los cambios en la vida.