Reducir el consumo de proteínas y aprender a comer con menos sal, es el consejo de los especialistas para mantener los riñones sanos. Comer demasiadas proteínas animales puede poner en riesgo la salud de nuestros riñones. Son las conclusiones de un grupo de especialistas, reunidos recientemente con motivo del Día Mundial de Riñón.
Los problemas de riñón, más o menos graves, a menudo pueden ser resultado de otros trastornos clínicos o factores hereditarios, pero la dieta es clave y es por eso que los médicos han enumerado una serie de consejos útiles para asegurar que nuestros riñones funcionen perfectamente.
Se recomienda principalmente una dieta rica en proteínas controladas, y lo ideal es consumir 0,8 gramos de proteína por kilo de peso corporal. Por ejemplo, una persona que pesa 70 kg no debería ingerir más de 60 gramos de proteína por día. Lo mismo ocurre con la sal: la hipotética persona de 70 kilos de peso, no debría superar los 5 gramos por día.
Además de frenar el salero, también se debe prestar atención al fósforo: el exceso de carne, los queso muy madurados ricos en sal y las bebidas gaseosas hipercalóricas, empeoran las condiciones de los riñones Los altos niveles de fósforo contenidos en estos alimentos pueden, de hecho, aumentar el riesgo de daño renal y eventos cardiovasculares; reduciendo el efecto de los medicamentos administrados a los pacientes con insuficiencia renal.
La dieta ideal
Muchas frutas y verduras en la dieta, limitando los platos de carne y pescado a dos, tres veces por semana, y comer al menos dos veces a la semana platos ricos en minerales y vitaminas, como sopas.
Poca sal en los alimentos en general y preferir las salsas no muy elaboradas. El aceite de oliva virgen extra es útil, pero se debe comer sólamente crudo y no frito.
Finalmente, entre las sustancias que pueden causar problemas a los riñones, se encuentran especialmente el fósforo y el potasio.