El mal aliento puede presentarse en cualquier momento de la vida y se relaciona a diferentes causas. El motivo principal generalmente está asociado a la presencia de problemas digestivos. El mal aliento también podría ser un síntoma de la presencia de enfermedades que afectan el hígado o el tracto gastro-intestinal u otros motivos como gastritis, fermentación anormal en el intestino o mala higiene bucal.
Para combatir y evitar el mal aliento, existen algunos remedios naturales y sugerencias para solucionar el problema.
Aceite esencial de árbol de té
El aceite esencial de árbol de té, es un poderoso bactericida, que se puede utilizar eficazmente para frenar el problema del mal aliento. Se recomienda verter unas gotas en el cepillo de dientes junto al dentífrico para cepillarse los dientes, o utilizarlo para mejorar la acción del hilo dental, añadiendo una gota en el recipiente.
Clavo de olor
Algunas personas consumen caramelos o goma de mascar de menta o mentol para combatir el mal aliento. La alternativa natural son los clavos de olor que se pueden preparar en una infusión para usar, una vez fría, como enjuague bucal. La proporción es una cucharadita de especias por cada taza de agua hirviendo, dejando la infusión en reposo durante diez minutos.
Limpia lengua
La halitosis puede estar relacionada a la incorrecta limpieza de la lengua. Cualquier pátina presente en la lengua puede ser eliminado con la ayuda de un limpialengua, una herramienta que se utiliza normalmente en la medicina ayurvédica tradicional, útil para eliminar bacterias, restos de comida y células muertas. Según el Ayurveda, la presencia de una capa gruesa en la lengua puede indicar una mala digestión, un problema que podría que se soluciona mejorando la dieta. En sustitución de este utensilio, se puede emplear un cepillo de dientes, especialmente si está equipado con un dorso áspero.
Digestivo de hierbas
El problema de la halitosis también puede deberse a problemas digestivos. Algunas hierbas medicinales ayudan a estimular el funcionamiento del sistema digestivo como la albahaca, el orégano y el tomillo.
Decocción de menta piperita
Entre los remedios de la abuela contra el mal aliento uno de los clásicos es la decocción de menta piperita. Se aconseja mezclar una cucharada de menta en una taza de agua y verter todo en una cacerola, llevar a ebullición y continuar la cocción durante diez minutos. Ingerir después de cada comida. Para la decocción se puede usar menta piperita fresca.
Enjuague bucal de perejil
Otro remedio de la abuela para combatir la halitosis es una decocción de perejil fresco, utilizada como enjuague bucal. Se prepara hirviendo dos tazas de agua con unas ramitas de perejil durante 10 minutos. Se puede añadir también dos o tres clavos de olor. A continuación se filtra y se deja enfriar antes de utilizarlo como enjuague bucal para refrescar el aliento.
Enjuague bucal con aceites esenciales
En caso de tener el hábito de utilizar enjuagues bucales, un producto a base de aceites esenciales puede ayudar a frenar el problema de la halitosis. De acuerdo con algunos estudios sobre los enjuagues bucales, los que están fabricados a base de aceites esenciales, principalmente aceite esencial de árbol de té, aceite esencial de limón y aceite esencial de menta, serían más eficaces que el enjuague bucal sin estos ingredientes.
Té verde y el té negro
¿Una taza de té puede ayudar a combatir el mal aliento? Según una investigación, los compuestos presentes tanto en el té verde como en el té negro, pueden ayudar a detener la propagación de las bacterias responsables del mal aliento y también previenen el desarrollo de sustancias malolientes que pueden causar mal olor en la boca.
Alimentos a evitar
Hay ciertos alimentos que pueden provocar un agravamiento del problema de la halitosis. En la medicina tradicional china, tales alimentos estarían representados por el café, el alcohol, el azúcar, la leche y los alimentos fritos o picantes. Su uso puede ser limitado para ver si el problema de la halitosis mejora. La macrobiótica, por su parte, sugiere para evitar las proteínas animales, las grasas saturadas de origen animal y el azúcar.