Cualquier parte del árbol de la moringa resulta comestible. Desde las mismas raíces hasta las semillas que producen sus frutas, todas ellas cuentan con numerosos beneficios dentro de la medicina y de la alimentación. Descubre algunos de los más importantes.
Las hojas de la moringa
Las hojas de este árbol cuentan con enormes propiedades gracias a sus proteínas, a sus minerales como el fósforo, el hierro, el potasio, sus ácidos grasos esenciales y su potasio, así como sus vitaminas del tipo A, B y C. De hecho, las hojas de la moringa contienen mayor proporción de esta última vitamina que la naranja. Así mismo cuentan con más vitamina A que las propias zanahorias, más potasio que los plátanos y más calcio que incluso la leche de vaca.
Las raíces de la moringa para activar el organismo
Sus raíces cuentan con propiedades que actúan como un excelente diurético aportando compuestos para mejorar tanto problemas del corazón como circulatorios. Además ayudan a controlar la diarrea estimulando la actividad de los intestinos.
Las semillas de sus frutos
Las semillas de los frutos de la moringa ayudan a eliminar las bacterias que se encuentran presentes en el agua, ayudando a purificarla y haciéndola mucho más útil para el consumo de las personas. Además sus flores se encuentran cargadas de aminoácidos y de antioxidantes, pudiendo hacer frente a cualquier padecimiento de la salud.
Y es que sus hojas principalmente, cuenta con propiedades antivirales, antibacteriales y antiinflamatorias lo suficientemente poderosas como para evitar incluso la formación de cierto tipo de tumores, así como para ayudar en el tratamiento de bronquitis, de ulceraciones, de fiebre o de dolores musculares entre otros.
Cómo beneficiarse de los beneficios de la moringa
Resulta muy fácil beneficiarse de las propiedades de la moringa, sobre todo de sus hojas, como ya hemos comentado, ya que esta parte del árbol resulta muy fácil de ingerir, pudiendo llegar incluso a salvar la vida de cualquier persona que sufra una desnutrición severa. Por eso es muy utilizada en las regiones subdesarrolladas que cuentan con un alto índice de desnutrición.
Y es que sus hojas se pueden cocinar como si fueran unas simples espinacas, añadirse en las ensaladas o incluso molerse para después espolvorearlas sobre cualquier tipo de salsa o de alimento. Sus hojas no necesitan que se refrigeren y su almacenamiento en ningún caso altera su valor nutritivo.
Las contraindicaciones de la moringa
No son muchas las consideraciones que hay que tener en cuenta a la hora de ingerir moringa ya que no cuenta con muchos efectos secundarios. Eso sí, debe intentar evitarse su ingesta en ayunas ya que actuará en este caso como un laxante muy poderoso.
De igual manera que las verduras verdes de hoja oscura como por ejemplo las espinacas, la moringa contribuye a adelgazar la sangre, así que su consumo debe evitarse en caso de embarazo, de encontrarse en el proceso de la lactancia o cuando se están utilizando medicamentos que contribuyen a dicho proceso. Su consumo en cualquier caso, debe estar siempre recomendado por un médico.