Zumo de ciruelas
Los frutos rojos, además de estar deliciosos, contienen antocianidinas, compuestos vegetales que ayudan a prevenir la pérdida de tejido conectivo y de colágeno. Las ciruelas moradas en concreto ejercen una acción regeneradora y antioxidante sobre el cutis, convirtiéndose en unas excelentes aliadas de éste. Prepara un zumo de ciruelas cada mañana y cuidarás tu piel
Aloe vera
Cuenta con una gran capacidad cicatrizante y revitalizante, siendo esta planta una regeneradora de las células muy potente. En crema o en gel, el aloe vera frena la aparición de las arrugas así como el deterioro irreversible de la dermis, confiriendo a ésta frescura e hidratación. Se debe aplicar en cualquier lugar de la piel con masajes circulares y enérgicos para que actúe eficazmente.
Nueces y germen de trigo
Para aumentar la producción de colágeno debes incorporar a tu dieta normal nueces, puesto que estimulan la producción de dicha proteína debido a su elevado contenido en ácidos grasos omega 3 y vitamina E, que ayudan a que la piel se mantenga tersa y firme. Añade un puñado de nueces junto con una cuchara de germen de trigo, que también es muy rico en las dos sustancias, en un yogur y lograrás aportar a tu cutis esa firmeza que necesita.
Linaza, un tonificante natural
La linaza es rica en mucílagos, una sustancia que da tersura a la piel y la tonifica, siendo por tanto un magnífico reconstituyente cutáneo. Se puede preparar una infusión de semillas de lino o bien preparar una cataplasma. Si se opta por la infusión hay que verter una cuchara de linaza en un vaso de agua y ponerlo a hervir durante veinte minutos. Se deja reposar y se toma. Si prefieres la cataplasma, habrá que moler un puñado de estas semillas para que se abran un poco y mezclarlas con agua caliente hasta conseguir una pasta espesa. Se agregan dos gotas de aceite esencial de ciprés que es un vasoconstrictor que ayuda a mejorar el drenaje linfático, y se remueve todo bien. Sobre una tela se extiende la mezcla resultante, se envuelve y se aplica en las zonas que tienen mayor riesgo de flacidez como los muslos o el abdomen.
Mascarilla de melón y manzana
El melón refresca y humecta la piel y la manzana es muy rica en aminoácidos como por ejemplo la arginina que ayuda a reparar los tejidos. Para preparar esta mascarilla se trocea una manzana y una rodaja de melón y se trituran bien añadiendo un chorro de aceite de oliva. Se unta el rostro con esta loción y se deja reposar durante veinte minutos para después aclarar con agua bien fría.