Con el tiempo, las ollas se deterioran. Y la mayoría terminamos comprando una nueva, desechando las viejas. Por lo general, las ollas, por culpa de nuestra distracción, terminan quemándose. A partir de ahora, si por un descuido en la cocina se quema el fondo de una olla, mantengamos la calma porque, como siempre, existen soluciones al alcance de la mano.
No se necesita gastar mucho dinero para que la olla quede como nueva, ya que no se necesitan productos caros. Lo único que no puede faltar es un poco de paciencia.
Tomar la olla arruinada, poner en su interior un poco de agua con bicarbonato y llevar todo a ebullición; luego dejar reposar durante al menos una hora. Tomar entonces una esponja y comenzamos a retirar las incrustaciones. En caso de que el bicarbonato no haya sido suficiente, repetir el proceso agregando un chorro de detergente y media taza de vinagre; hervir todo durante unos treinta minutos. Luego tomamos una esponja y a frotar!
Si en cambio no quiere trabajar tanto, poner en el interior de la olla agua y sal gruesa, dejar reposar durante tres días y hervir: las partículas quemadas se desprenderán solas.
Otro método más drástico verter un poco de lejía dentro de la olla y deja durante al menos 3 horas. A continuación, enjuagar muy bien el recipiente para eliminar las quemaduras y todo rastro de lejía.