Mucho se habla de ellos y de la necesidad de combatirlos pero, ¿qué son realmente y cómo actúan? Los rots (Reactive Oxygen Toxic Species) o, como comúnmente se les conoce, radicales libres, son uno de los principales enemigos contra los que, el hombre moderno, empeñado en una batalla para mejorar la duración y la calidad de su vida, tendrá que afilar sus armas para vencer sus insidiosos ataques.
Los radicales libres son partícipes sutiles de diversas dolencias como la arteriosclerosis, infarto, trombosis cerebral o artritis, y también son responsables del envejecimiento. Su perfidia química se debe al hecho de que surgen donde hay una mala circulación de la sangre y una reducción de la actividad de las glándulas suprarrenales, o donde hay una persistente presencia de bacterias y hongos, o sea, una infección crónica.
Aunque todavía queda mucho por investigar sobre su etiología y los mecanismos con los que actúan, desde ciertos puntos de vista, estos peligrosos asesinos son bien conocidos. Son átomos, moléculas o fragmentos de moléculas dotadas de gran reactividad química debido a la presencia de al menos un electrón libre (es decir, no involucrado en otros enlaces).
Una cierta defensa contra ellos puede asegurarse a través de una dieta con elementos anti-radicales libres también llamados antioxidantes, que incluyan ciertas vitaminas, aminoácidos y minerales de zinc y selenio, además de otros compuestos.
Sin adentrarse en la química y biología de las reacciones con las que los radicales libres impactan negativamente en el organismo, puede observarse que el mecanismo de acción de los antioxidantes se produce con la captura y la inactivación de lis radicales libres, truncando así las reacciones en cadena que un radical genera, transformándose muy rápido en otros radicales libres.
Las repercusiones en términos de estética
A nivel estético, se producen alteraciones de la carga oxidativa del colágeno y la elastina con una pérdida de sus funciones fisiológicas a través de la polimerización y el consiguiente endurecimiento de sus estructuras; alteraciones genéticas de ADN y ARN; ruptura de las grandes moléculas de hidratos de carbono que forman las mucosidades respoinsables de importantes funciones lubricantes; y acumulación de pigmentos en las células debido a las manchas de la piel conocidos con el nombre de manchas seniles.
También provocan la degradación de las grasas no saturadas y de las proteínas constituyentes esenciales de las membranas celulares; la contracción de pequeñas arterias y capilares o irritación de las paredes vasculares debido a productos tóxicos e irritantes.