Conozca como solucionar naturalmente esta afección en la piel del bebé. La costra láctea es una forma de dermatitis seborréica que se produce con frecuencia en la cabeza (aunque también puede aparecer en otras partes del cuerpo) de los niños muy pequeños. De hecho, no sabe la causa exacta, pero ya que se produce en los primeros meses de vida, cuando el niño toma sólo leche, se ha sugerido una conexión con la fuente de alimentación.
En la práctica, la costra láctea está formada por pequeñas escamas de sebo correoso de color claro, aceitoso y firmemente adheridos al cuero cabelludo del bebé. Desde el punto de vista médico no es absolutamente necesario retirarla, pero para asegurarse de que el niño no esté molesto (y también por razones estéticas), se puede recurrir a remedios naturales para eliminar suavemente estas escamas.
Sólo una pocas reglas de higiene
Dada la escasez de los síntomas y la evolución benigna, el tratamiento de la dermatitis seborreica consiste, sólo en la práctica, en algunas simples reglas de limpieza. En primer lugar, lavar la cabeza cada dos días con sustancias oleosas, a fin de no irritar aún más la piel ya sensible. En el cuero cabelludo se debe pasar un algodón empapado en aceite de oliva, almendras dulce, borraja o arroz. Estas sustancias suavizan las costras, facilitando su desprendimiento.
Para quitar las costras se recomienda que, luego de aplicar el aceite, se limpie suavemente, frotando con un paño suave. Debido a la ubicación en la cabeza y la presencia de las fontanelas craneales, todas estas operaciones deben realizarse con precaución, evitando cuidadosamente la presión indebida y, especialmente, el uso de las uñas para levantar las costras más difíciles, lo que podría causar una infección.
Entre los aceites recomendados se encuentran el de almendras dulces, que es relativamente ligero, así como suavizante y calmante. También también son útiles el aceite de arroz o de borraja pero, en ausencia de otro, tambin puede utilizar un simple aceite de oliva.
El aceite alegido puede ser enriquecido con un poco de té de manzanilla apenas tibio o con unas gotas de aceite esencial de caléndula o de la misma manzanilla. Masajear suavemente con un algodón empapado en el aceite, la zona afectada por la costra láctea y, a continuación, proceder a un lavado minucioso con agua tibia.
Esta operación se puede repetir, una vez al día, durante varios días consecutivos.